lunes, 31 de mayo de 2010

DICTADORES DEL PASADO

DICTADORES DEL PASADO

Hitler, Adolf (1889-1945)

Político alemán de origen austriaco, uno de los dictadores más poderosos del siglo XX, que transformó Alemania militarizando completamente su sociedad y llevó al país así como al resto del mundo a la II Guerra Mundial. Utilizó el antisemitismo como piedra angular de su propaganda y su política para hacer del partido nazi un movimiento de masas. La mayor parte de Europa y el norte de África estuvieron bajo su dominio durante algún tiempo. Fue el responsable de la ejecución de millones de judíos y de miembros de otros pueblos a los que consideraba seres inferiores.
Su juventud y sus comienzos en la política
Hitler nació en Branau am Inn (Austria) el 20 de abril de 1889. Jamás llegó a finalizar sus estudios secundarios. Leía obras que alimentaban sus convicciones antisemitas y antidemocráticas y su admiración por el individualismo y el desprecio por las masas. Hitler se encontraba en Munich cuando comenzó la I Guerra Mundial y se alistó como voluntario en el Ejército bávaro. Tras la derrota de Alemania en 1918, regresó a Munich y permaneció en el Ejército hasta 1920. Fue nombrado oficial de instrucción y se le asignó la tarea de inmunizar a los soldados a su cargo contra las ideas pacifistas y democráticas. Se unió al Partido Obrero Alemán, de signo nacionalista, en septiembre de 1919, y en abril de 1920 le dedicaba ya todo su tiempo. En esa época, había sido rebautizado como Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo (conocido abreviadamente como partido nazi).
El ascenso al poder

Hitler difundió su doctrina de odio racial y desprecio por la democracia. No tardó en convertirse en una figura clave de la política de Baviera. En noviembre de 1923 encabezó una rebelión (putsch) en Munich contra la República de Weimar. Hitler fue sentenciado a cinco años de prisión como líder del intento de golpe de Estado, y dedicó los ocho meses de condena que cumplió a redactar su autobiografía: Mein Kampf (Mi lucha).. Durante la crisis económica de 1929, muchos alemanes aceptaron su teoría que la explicaba como una conspiración de judíos y comunistas. Hitler consiguió atraer el voto de millones de ciudadanos prometiendo reconstruir una Alemania fuerte, crear más puestos de trabajo y devolver la gloria nacional.
El dictador de Alemania
Hitler accedió a la jefatura del gobierno, no tardó en autoproclamarse dictador de la nación. Ciudadanos contrarios al partido nazi fueron enviados a campos de concentración y se eliminó la oposición. Su mayoría parlamentaria le permitió aprobar una ley que transfería al partido nazi el control de la burocracia y del sistema judicial, reemplazaba los sindicatos por un Frente del Trabajo alemán dirigido también por los nazis y prohibía todos los partidos políticos excepto el Nacionalsocialista. Las autoridades nazis tomaron el control de la economía, los medios de comunicación y todas las actividades culturales haciendo depender los puestos de trabajo de la lealtad a su ideología.
Hitler contaba con su policía secreta, la Gestapo, y con las cárceles y campos de concentración para intimidar a sus oponentes. El avance de la industria armamentística acabó con el desempleo, los trabajadores se vieron atraídos por un ambicioso programa de ocio y los éxitos alcanzados en política exterior impresionaron a la nación. De este modo, Hitler consiguió moldear al pueblo alemán hasta convertirle en la herramienta flexible que necesitaba para establecer el dominio de Alemania sobre Europa y otras partes del mundo. El dictador impuso su propio y brutal código moral tras desacreditar el poder de las autoridades eclesiásticas, acusándolas de corrupción e inmoralidad. Ridiculizó el concepto de igualdad entre los seres humanos y reivindicó la superioridad racial de los alemanes.
Hitler, resuelto a emprender la creación de su imperio, inició el rearme de Alemania en 1935 (en contra de lo acordado en el Tratado de Versalles que había puesto fin a la I Guerra Mundial en lo referente a la derrotada Alemania), envió tropas a la región desmilitarizada de Renania en 1936, y anexionó Austria y los Sudetes en 1938. El resto del territorio checoslovaco quedó bajo control alemán en marzo de 1939. También acudió en ayuda de las tropas rebeldes de la Guerra Civil española (1936-1939), encabezadas por Francisco Franco. Ninguno de los líderes de otros países se opusieron a estas acciones, desconcertados ante la estrategia de Hitler y ante el temor de que se produjera una nueva guerra.
La II Guerra Mundial

Hitler era consciente de que cualquier otra acción podría provocar un conflicto europeo, y no vaciló en preparar a Alemania para una lucha que, a su juicio, fortalecería la moral del país. Firmó el pacto de neutralidad Germano-soviético con la promesa de que cedería a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) una parte del territorio de Polonia cuando esta nación fuera derrotada, para lo cual la atacó en septiembre de 1939. Los polacos fueron sometidos con rapidez y sus aliados, los británicos y los franceses, que habían declarado la guerra a Alemania, no pudieron hacer nada para ayudarles. Las fuerzas de Hitler invadieron Dinamarca y Noruega en la primavera de 1940 y, pocas semanas después, vencieron a las tropas de los Países Bajos, Bélgica y Francia. La derrota de Gran Bretaña pudo evitarse gracias a la intervención de las Fuerzas Aéreas Reales (RAF), que rechazaron a la Luftwaffe (fuerzas aéreas alemanas).
Hitler, dejándose llevar por su ambición y su odio al comunismo, volvió su atención hacia la Unión Soviética. Su primer paso fue conquistar la península Balcánica para proteger este flanco. La invasión de la URSS, que comenzó en junio de 1941, no tardó en llevar a los ejércitos alemanes a las puertas de Moscú pero los rusos les obligaron a retroceder en diciembre, precisamente cuando Estados Unidos decidió intervenir en el conflicto. Fue en ese momento cuando Hitler se dio cuenta de que la guerra estaba perdida desde el punto de vista militar, pero decidió continuar con la esperanza de que alguna nueva arma invencible o alguna maniobra política milagrosa pudiera salvar la situación.
A medida que transcurría el tiempo, la derrota se hacía más inevitable, pero Hitler continuaba negándose a capitular ante la creencia de que Alemania no merecía sobrevivir por no haber conseguido cumplir su misión. Por otro lado, el plan destinado a exterminar a los judíos seguía su marcha durante todo este periodo, y los innumerables trenes que transportaban a los millones de prisioneros a los campos de concentración representaban una lacra para el esfuerzo económico de la guerra. En julio de 1944, un grupo de oficiales organizó una conspiración para asesinar a Hitler y poner fin a la contienda, pero el plan fracasó. Finalmente, dejando tras de sí a una Alemania invadida y derrotada, Hitler se suicidó en su Berlín el 30 de abril de 1945.

Stalin (Iósiv Visariónovich Dzhugachvili) (1879-1953)

Político soviético de origen georgiano, moldeó los rasgos que caracterizaron al régimen de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URRS), Estado del que fue su máximo dirigente (1929-1953), y configuró más que ningún otro gobernante la Europa posterior a la II Guerra Mundial.
Iósiv Visariónovich Dzhugachvili (hacia 1910 adoptó el apodo de Stalin, en español, `Acero') nació el 21 de diciembre de 1879, en Gori (Georgia).
El revolucionario
Mientras estudiaba teología, Stalin leyó, entre otras obras, Das Kapital (El Capital) de Karl Marx y pronto adoptó el marxismo ruso como forma de pensamiento. Fue expulsado del seminario en diciembre de 1899, días antes de cumplir 20 años de edad.
Se afilió al Partido Obrero Socialdemócrata Ruso en 1899 y actuó como propagandista entre los trabajadores de los ferrocarriles de Tbilisi. La policía le detuvo en 1902. Arrestado en Batum, estuvo más de un año en prisión antes de ser exiliado a Siberia, de donde escapó en 1904. Fue la primera de las ocho detenciones que sufrió bajo el régimen zarista; la última se produjo en 1913 y duró hasta 1917.
Durante los últimos años del régimen zarista (1905-1917) Stalin apoyó siempre a la facción bolchevique del partido, pero su contribución fue más pragmática que teórica. Así, en 1907, ayudó a organizar un atraco a un banco de Tbilisi para `expropiar' sumas de dinero. Lenin le nombró en 1912 miembro del Comité Central del partido. Al año siguiente, editó, por poco tiempo, el recién creado periódico del partido, Pravda (Verdad) y, a petición de Lenin, escribió su primera gran obra, El marxismo y la cuestión nacional. Sin embargo, antes de que se publicara (1914), fue deportado a Siberia.
Tras la revolución de marzo de 1917 (febrero según el calendario juliano), Stalin regresó a San Petersburgo, donde reanudó la publicación de Pravda. Junto a Liev Kámenev, controló las decisiones del partido en la capital antes del regreso de Lenin en abril. Ambos propugnaron una política de moderación y cooperación con el gobierno provisional.
Su ascenso político
Dada su categoría de bolchevique experto en nacionalismo, Lenin le escogió como comisario del pueblo para las Nacionalidades tras la revolución de noviembre (octubre según el calendario juliano). Junto a Yákov Mijáilovich Sverdlov y Liev Trotski, asesoró a Lenin durante los primeros y difíciles momentos de la guerra civil que siguió a la Revolución Rusa. Stalin participó en esa guerra como comandante en varios frentes. Reforzó su posición en el seno del partido por su obstinado trabajo de organización y dedicación a las tareas administrativas del mismo. Fue comisario del pueblo para el Control del Estado entre los años 1919 y 1923, y, lo más importante, se convirtió en secretario general del partido en 1922. Desde entonces surgieron las diferencias de opinión con Lenin, el cual en su testamento político aconsejó el cese como secretario general de Stalin, por lo que éste ocultó dicho documento.
El dictador
Tras la muerte de Lenin, Stalin se unió a Grígori Zinóviev y a Kámenev para, los tres juntos, gobernar el país. Con esos aliados temporales, Stalin actuó contra su gran rival Trotski, principal candidato para suceder a Lenin y cuya teoría de la revolución permanente contrastaba con la opinión del triunvirato que defendía `la construcción del socialismo en un sólo país'. Una vez eliminada la amenaza de Trotski, Stalin giró de nuevo, alineándose con Nikolái Bujarin y Alexéi Ivánovich Ríkov en contra de sus antiguos compañeros. En respuesta, Trotski, Zinóviev y Kámenev desafiaron la autoridad de Stalin al considerase como la `oposición de izquierdas'. Stalin venció a todos sus rivales gracias a una hábil manipulación y utilización de los órganos del partido y del Estado, y en 1929, ya había consolidado su posición como reconocido sucesor de Lenin y reforzado su poder como líder único de la Unión Soviética.
Ante el descenso de la productividad agraria a finales de la década de 1920, Stalin reaccionó con el abandono de la NEP (Nueva Política Económica) y el inicio en 1929 de un programa de colectivización acelerada, dirigida contra los kulaks (campesinos propietarios). Millones de kulaks fueron deportados y miles de ellos murieron durante la aplicación de esta política que fue especialmente dura en regiones como Ucrania. El proceso de industrialización desarrollado durante la década de 1930 tuvo mucho más éxito. Elevó a la atrasada URSS al nivel de otras potencias industriales.
A mediados de la década de 1930 Stalin inició una gran campaña de terror político. Las purgas, los arrestos y las deportaciones a los campos de trabajo afectaron a gran parte de la población de la URSS. Sus antiguos rivales, Zinóviev, Kámenev y Bujarin admitieron durante una serie de juicios multitudinarios y con muy pocas garantías las acusaciones de crímenes contra el Estado y fueron condenados a muerte. Un número indeterminado de dirigentes del partido y del Ejército desaparecieron durante este periodo, lo que despejó el camino a una nueva generación en la que se encontraban futuros dirigentes como Nikita Jruschov y Leonid Brezhnev. La dictadura del proletariado se había convertido en la dictadura de la burocracia del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) y del propio Stalin; el temor inspirado por la policía secreta política formaba parte esencial del régimen. Véase KGB.
El líder durante la guerra
Pese al Pacto Germano-soviético de 1939, las tropas alemanas invadieron la Unión Soviética en junio de 1941 durante la II Guerra Mundial. El Ejército soviético (el Ejército Rojo) se encontraba muy debilitado por las purgas políticas de la década de 1930. Stalin dirigió personalmente la guerra contra la Alemania nazi y, tras la victoria soviética en la batalla de Stalingrado, se convirtió en uno de los líderes mundiales.
Stalin participó en las conferencias de Teherán (1943), Yalta (1945) y Potsdam (1945), en las que logró el reconocimiento internacional de una esfera de influencia soviética en la Europa del Este. Acabada la guerra, extendió el dominio comunista sobre la mayor parte de los países liberados por el Ejército soviético, en los que se establecieron las denominadas democracias populares, uno de los elementos que propició el inicio de la Guerra fría. En enero de 1953 ordenó la detención de numerosos doctores en medicina de Moscú, principalmente judíos, acusándoles de asesinatos médicos y de conspiración contra el Estado. El llamado `complot de las blusas blancas' parecía presagiar una nueva purga, que sólo evitó el repentino fallecimiento de Stalin el 5 de marzo de 1953 en Moscú.
Mussolini, Benito (1883-1945)

Jefe de gobierno y dictador de Italia (1922-1943), fundador del fascismo italiano. Las autoridades le encarcelaron por su oposición a la guerra entre Italia y Libia (1911-1912).. Cuando estalló la I Guerra Mundial en 1914, la reacción inicial de Mussolini fue denunciar el carácter imperialista del conflicto desde una posición neutralista, pero no tardó en cambiar de opinión y reclamar la intervención de Italia en apoyo de los aliados. Fue expulsado del Partido Socialista y fundó en octubre de 1914 su propio diario en Milán, Il Popolo d'Italia, que más tarde se convertiría en el órgano oficial del Partido Nacional Fascista.
El ascenso al poder
En el turbulento ambiente del Milán de la posguerra Mussolini fundó los Fascios Italianos de Combate en marzo de 1919. Este movimiento de carácter nacionalista, antiliberal y antisocialista consiguió el apoyo de amplias capas de la sociedad. Su actividad se extendió por las zonas rurales, donde sus milicias de Camisas negras conseguían el respaldo de los terratenientes mientras atacaban a las ligas de campesinos y a las asociaciones socialistas. En un alarde de oportunismo, el fascismo abandonó su talante republicano para ganarse la confianza del Ejército y de la monarquía.
Un día después de que los fascistas realizaran la denominada `marcha sobre Roma', el rey Víctor Manuel III invitó a Mussolini a formar gobierno (29 de octubre de 1922). En 1926, el duce (voz italiana que, en español, significa `jefe', y título adoptado por Mussolini hacia 1924) había transformado el país en un régimen unipartidista y totalitario basado en el poder del Gran Consejo Fascista, órgano de nueva creación, y respaldado por las milicias de seguridad nacional. Suprimido el Parlamento, creó la Cámara de los Fascios y de las Corporaciones, con un mero carácter consultivo. Dentro del nuevo `Estado corporativo', los empresarios y los trabajadores se organizaban en grupos controlados por el partido que representaban a los distintos sectores de la economía. Se mantuvo el sistema capitalista y se incrementaron los servicios sociales, pero se abolieron los sindicatos independientes y el derecho a la huelga. Los Pactos de Letrán, firmados con el Vaticano en 1929, terminaron con el conflicto que había enfrentado a la Iglesia y el Estado italiano desde 1870. Otro de los legados perdurables del fascismo fue la creación de un sistema de holdings industriales (sociedades que controlan a otras compañías) financiado por el Estado.
Mussolini adoptó una política exterior agresiva; contravino las recomendaciones de la Sociedad de Naciones e inició la conquista de Etiopía (Abisinia, 1935-1936) apoyó al general Francisco Franco durante la Guerra Civil española (1936-1939), la alianza con la Alemania gobernada por el nacionalsocialismo (partido nazi) mediante la formación del Eje Roma-Berlín (1936), que culminó con el denominado Pacto de Acero entre ambos estados (1939), la promulgación de leyes contra los judíos y la invasión de Albania (1939).
En 1923, el dictador Miguel Primo de Rivera trató de imitar a Mussolini e implantó soluciones e instituciones de carácter fascista hasta su caída en 1930. Posteriormente, partidos políticos de derechas, una vez implantada la II República española, enviaron emisarios a Mussolini para buscar su apoyo en los planes que estaban preparando para levantarse contra el régimen republicano. El levantamiento más tarde liderado por el general Francisco Franco se inició el 18 de julio de 1936 y Mussolini apoyó decisivamente a los rebeldes, enviando a España a una división completa del Ejército italiano.
La II Guerra Mundial
Mussolini no participó en la II Guerra Mundial hasta que los alemanes invadieron Francia en junio de 1940. Italia luchó contra los británicos en África, invadió Grecia y se unió a los alemanes en el reparto de Yugoslavia, la invasión de la Unión Soviética y la declaración de guerra a Estados Unidos.
El Gran Consejo Fascista destituyó a Mussolini el 25 de julio de 1943, le detuvo al día siguiente y firmó en el mes de septiembre un armisticio con los aliados, que habían invadido el sur de Italia. Sin embargo, los alemanes rescataron en septiembre de ese mismo año a Mussolini, que proclamó la República Social Italiana, efímero régimen radicado en Salò (en la orilla occidental del lago de Garda, situado en el norte italiano) y que sólo subsistió por la protección alemana. El líder italiano intentó huir a Suiza pero fue capturado por miembros de la Resistencia italiana, quienes les fusilaron en Giulino di Mezzegra el 28 de abril de 1945, siendo su cuerpo expuesto públicamente en las calles de Milán.
Mao Zedong o Mao Tsé-tung (1893-1976)

Estadista chino, presidente del Partido Comunista de China, principal fundador de la República Popular China y su máximo dirigente desde su creación en 1949.
Primeros años
Mao Zedong nació el 26 de diciembre de 1893 en el pueblo de Shaoshan . Se graduó en la escuela de Magisterio de Changsha. Sirvió brevemente en el Ejército nacionalista en 1911 durante la revolución contra el gobierno manchú de la dinastía Qing y, mientras trabajaba como auxiliar de bibliotecas en la Universidad de Pekín, estalló la revuelta anti-japonesa del 4 de mayo de 1919. Tuvo contactos con el nuevo pensamiento occidental que influyó en esos dos sucesos, donde el marxismo desempeñó un papel importante.
Mao regresó a Changsha en 1920 como director de una escuela de enseñanza primaria. Cuando sus intentos de organizar una educación de masas fueron reprimidos, se pasó a la política y colaboró en la fundación del Partido Comunista Chino en Shanghai en el año 1921. En 1923, cuando el Partido Comunista se alió con el Partido Nacionalista (Guomindang) contra los señores de la guerra feudales, Mao Zedong se convirtió en el responsable de la organización del partido.
En 1927, escribió la Encuesta sobre el movimiento campesino en Hunan, donde sostenía que el descontento del campesinado era la mayor fuerza de China y merecía el apoyo de los comunistas chinos. Su informe fue rechazado puesto que la Internacional Comunista, dirigida por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), quería mantener la alianza de los comunistas con los nacionalistas de Jiang Jieshi (Chiang Kai-shek). Sin embargo Jiang rompió con los comunistas en abril. Las tropas del Guomindang reprimieron la rebelión campesina conocida como “cosecha de otoño”. Mao puso a salvo a un grupo de estos campesinos en la región montañosa de Jiangxi. Jiang desmanteló rápidamente las organizaciones populares del Guomindang, con lo que logró detener la infiltración comunista, mientras que Mao continuaba la difusión de la influencia comunista entre el campesinado de Jiangxi. El resultado fue que, en un país en donde el ejercicio del poder sobre la gente del campo era vital, los comunistas sacaron provecho de la situación.
Periodo bélico
Mao fue elegido primer presidente de la nueva República Soviética de China en 1931. Desafió al Comité Central del Partido Comunista, para iniciar una moderada reforma agraria, política atractiva para el campesinado. Aliado con Zhu , se involucró en una nueva táctica de guerrillas que empujó a las tropas del Guomindang hacia las zonas rurales, donde fueron hostigadas por la milicia campesina y aniquiladas por el Ejército Rojo. Jiang Jieshi llevó a cabo en 1934 un último esfuerzo para hacer frente a esa estrategia, al poner cerco a las bases comunistas. Tras romper dicho bloqueo, Mao y el Ejército Rojo llevaron a cabo la Larga Marcha, de miles de kilómetros hacia el noroeste, que finalizó en Shaanxi, donde instalaron nuevos campamentos.
Mientras tanto, los japoneses, ansiosos de ampliar sus intereses territoriales y comerciales en China, habían invadido Manchuria (1931) y el noreste del país (1932). Mao, actuando más como patriota que como socialista, persuadió a sus compañeros para hacer frente a los japoneses y en el año 1937 Jiang Jieshise alió con los comunistas. Éstos renunciaron a su política revolucionaria durante la II Guerra Mundial; no obstante cumplieron las reformas de los nacionalistas que no habían sido llevadas a cabo. Los campesinos del norte de China, impulsados por esas medidas y al mismo tiempo por el brutal trato de los japoneses, se alistaron en gran número en el Ejército Rojo y en la milicia.
En torno al año 1946 el Partido Comunista quedó identificado con los intereses de la mayoría campesina. Mao, máximo dirigente del Partido desde la Larga Marcha, se había convertido en un líder nacional. Poco dispuestos a cooperar tras la II Guerra Mundial, Mao y Jiang Jieshi continuaron la guerra civil. En 1949 la corrupción y la inflación habían destrozado el crédito que todavía les quedaba a los nacionalistas y, los comunistas tenían en su poder la mayor parte de China. El 1 de octubre de 1949 se proclamó oficialmente la República Popular de China y Mao fue elegido presidente.
El presidente Mao
En un principio Mao siguió el modelo soviético para la construcción de la sociedad socialista mediante la redistribución de la tierra (que acabó con los terratenientes), la creación de una industria pesada y el establecimiento de una burocracia centralizada. Sin embargo, en los años en que estuvo en Shaanxi desarrolló una alternativa comunista china que reflejaba la diferente demografía de su país, su propia experiencia con los campesinos y su hostilidad hacia la burocracia. Desde el punto de vista económico acentuó la confianza en un trabajo intensivo y en el esfuerzo de la comunidad local más que en una agricultura cooperativista, tecnológicamente avanzada. Desde el punto de vista político estableció el concepto de liderazgo de masas, que integraría a los intelectuales con los jefes campesinos de la guerrilla como parte de una estrategia económica y social fundamental.
En 1956 Mao comenzó a airear su propia política. La campaña “dejar florecer cien flores” tenía como objetivo conciliar a los intelectuales y permitirles criticar a la burocracia. En su discurso “Sobre las diez grandes relaciones” Mao rechazaba la importancia concedida por los soviéticos a la industria pesada y argumentaba que el creciente poder adquisitivo del campesinado era la clave para alcanzar un desarrollo económico rápido (y socialista). Su plática “Sobre el correcto manejo de las contradicciones entre el pueblo” (1957) repudiaba la negación soviética de la existencia de contradicciones en la sociedad socialista e insistía en que el conflicto era inevitable y saludable. Desde finales de 1957 comenzó a aplicar su política mediante el denominado Gran Salto adelante, que constituyó un intento de sustituir el Estado burocrático por un sistema celular de comunas locales autónomas unidas por una ideología común.
El Gran Salto fracasó definitivamente a principios de la década de 1960. Mao se había retirado en 1959 como cabeza visible del Estado y los desilusionados dirigentes comunistas regresaron a la práctica del socialismo de la Europa del Este, que consistía en conceder autonomía a los grandes objetivos, eliminar a los de menor entidad y tolerar el liderazgo de una minoría elitista. Convencido de que la máxima participación popular era el camino más largo para llegar a un socialismo completo, Mao contraatacó y movilizó a la juventud a través de los guardias rojos durante la Revolución Cultural proletaria (1966-1969), promovidos para atacar a la clase dirigente comunista. Después de grandes tumultos y la casi destrucción del partido, dejó al Ejército que restaurara el orden y reconstruyó aquél.
Conocido ampliamente a través de su libro Los pensamientos del presidente Mao (denominado popularmente el Libro rojo), Mao fue venerado en China y estudiado en el Tercer Mundo. Nombrado jefe supremo de China en 1970, buscó un equilibrio entre sus seguidores radicales y el sector moderado y pragmático pero sus relaciones nunca fueron fáciles. Mao murió el 9 de septiembre de 1976 en Pekín.
Franco Bahamonde, Francisco (1892-1975)

Militar y político español, jefe del Estado (1936-1975) responsable del régimen autoritario que se inició durante la Guerra Civil (1936-1939) y concluyó con la muerte del titular (franquismo).
Carrera militar: hasta la jefatura del Estado
Nació en El Ferrol (La Coruña) el 4 de diciembre de 1892. En 1907 ingresó en la Academia Militar de Toledo donde recibió el grado de segundo teniente de Infantería. Con 20 años comenzó su carrera militar en el Ejército de África. Tras una breve estancia en la península Ibérica, retornó a Marruecos en 1923. Comenzó entonces su brillante carrera militar; ascendió a general de brigada en 1926.
Durante la dictadura del general Miguel Primo de Rivera dirigió la Academia General Militar de Zaragoza. Intervino en la represión de la insurrección revolucionaria en Asturias (octubre de 1934). En 1935 asumió la jefatura del Estado Mayor.
Tras el triunfo electoral del Frente Popular (febrero 1936) es destinado a la comandancia general de Canarias. Desde este puesto intervino en el levantamiento militar contra el gobierno republicano, llegando a Tetuán el 19 de julio para tomar el mando del Ejército de África. La Junta de Defensa Nacional distribuyó el mando del Ejército rebelde del Norte y del Sur entre los generales Emilio Mola y Francisco Franco. Poco tardó en resolverse la unidad de mando militar y político a favor de Franco.
El 29 de septiembre de 1936 fue nombrado generalísimo de las fuerzas militares sublevadas y, el 1 de octubre, jefe del Estado. Con esta medida, Franco dispondría en adelante de plenos poderes, que ejerció hasta su muerte. El 19 de abril de 1937 era promulgado el Decreto de Unificación, que so pretexto de superar las divisiones en el seno de las fuerzas políticas colaboradoras en el alzamiento, unía a Falange con los tradicionalistas y ponía bajo la jefatura del caudillo, título preferido por el general, a la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (FET y de las JONS), único partido autorizado por el régimen, y pronto diluido bajo la expresión Movimiento Nacional.
Sin haber finalizado la contienda, el 30 de enero de 1938, Franco presidió el primer gobierno de su larga dictadura. Desde que terminó la guerra el 1 de abril de 1939 y hasta su muerte (20 de noviembre de 1975), monopolizó un régimen que se confunde con su titular: el franquismo. Franco fue al mismo tiempo jefe del Estado, del Gobierno y del Ejército.
El Franquismo
Comprende un dilatado proceso que entremezcla continuismo y cambios durante casi cuatro décadas. Desde la rebelión con la que comenzó la Guerra Civil, nadie dudó que, en caso de vencer, el régimen previsto sería una ruptura respecto del pasado republicano. Así lo fueron las primeras instituciones gubernamentales creadas para la España nacional en plena Guerra Civil: Junta de Defensa Nacional, Junta Técnica del Estado y primer gobierno presidido por Franco, que serían el germen de la dictadura. Los apoyos recibidos desde el principio permitían presumir el futuro político del Nuevo Estado que, por su larga duración, pasó, sucesivamente por las fases de dictadura personal, totalitarismo autoritario de 'pluralismo limitado', tecnocrático o de democracia orgánica. En cualquier caso, se trató de un régimen sin ningún carácter democrático, no sólo por su origen (sedición generadora de una guerra civil) sino por su posterior desarrollo, caracterizado por el mando personal del caudillo, la inexistencia de partidos políticos, de la división de poderes, de las libertades y el fuerte control ejercido desde el poder, cuya naturaleza coincidía con la ideología franquista: antiliberalismo, anticomunismo, antirrepublicanismo, nacionalismo, concepción jerárquico-autoritaria y nacionalcatolicismo. En su última fase, sin abandonar el trauma de la Guerra Civil y la despolitización como recursos, se incorporaron otros factores: ideología desarrollista, nuevo sistema educativo y europeísmo, junto con el evidente cambio de la estructura social que tuvo efecto desde la década de 1960.
Con todo, y hasta el final, el franquismo defendió a ultranza la trama ideológica de los llamados principios del Movimiento: unidad e integridad de la patria, confesionalidad del Estado, la monarquía tradicional como forma de gobierno y el corporativismo, que definía la representatividad a través del municipio, sindicato vertical (nacionalsindicalismo) y la familia. Este fue el proceso institucionalizador del Nuevo Estado, no consumado hasta 1966 con la promulgación de la Ley Orgánica del Estado que culminaba las denominadas siete Leyes Fundamentales (Fuero del Trabajo, Ley de Cortes (orgánicas), Fuero de los Españoles, Referéndum, Ley de Sucesión, Principios del Movimiento y Ley Orgánica del Estado). Quedaba la proclamación en 1969, como sucesor a título de rey, del príncipe de España, en una monarquía instaurada, que no restaurada. Franco en 1975, propició la monarquía democrática de Juan Carlos I, poniendo de manifiesto la inviabilidad del 'franquismo sin Franco'.
Un amplio sector del pueblo aceptó el franquismo y siempre como un mal menor tras una cruentísima guerra civil, tampoco faltó la presencia de una oposición. En los primeros años bajo la forma de guerrillas internas y también por parte de la oposición democrática llevada a cabo desde el exilio (republicanos, monárquicos —Don Juan de Borbón, conde de Barcelona—, socialistas y comunistas), cuyo punto álgido fue el Congreso de 1962, que la prensa oficial descalificó como 'contubernio de Munich'. A todo ello deben unirse las huelgas y conflictos laborales (el recién nacido sindicato de Comisiones Obreras consiguió infiltrarse en las instituciones autorizadas, mientras que la Unión General de Trabajadores (UGT) socialista mantuvo la lucha clandestina), estudiantiles (contrarios al oficial, Sindicato Español Universitario o SEU) y, en el último tramo, de grupos ligados a la Iglesia que marcaron distancias con el régimen después del Concilio Vaticano II, sin olvidar la actuación de grupos terroristas como ETA. Sin embargo, este abanico opositor fue a la postre débil y no logró sus propósitos de vencer al régimen.
El franquismo logró superar el aislamiento internacional a que estuvo sometido el régimen durante la década de 1940 por haber mantenido, bajo capa de neutralidad en la II Guerra Mundial, la amistad con las potencias del Eje. España, en un primer momento, quedó fuera de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Pero la Guerra fría modificó el panorama y obligó a aceptar la situación española. En 1955 España ingresaba en la ONU. Desde finales de 1969 la diplomacia española iniciaba una apertura hacia los países del entorno soviético, primero con carácter comercial, luego en forma de relaciones diplomáticas.
De cara a América Latina la política cabalgó sobre las conveniencias de cada momento. Los gobiernos latinoamericanos se dividieron al iniciarse la guerra civil y aunque México mantuvo siempre una política de firme defensa de las instituciones republicanas, que se prolongó hasta la muerte de Franco y la celebración de las primeras elecciones democráticas en 1977, los demás países fueron reconociendo al dictador y su régimen, sin excepción. Franco, por otra parte, encontró apoyo y simpatía en los dictadores latinoamericanos de todas las épocas: Perón, Trujillo, Pinochet, etc.
Y las tan traídas y llevadas relaciones con los países árabes (visitas de los jefes de Arabia, Jordania, Irak, Irán, Egipto), no permiten olvidar la independencia de Marruecos (1957), reconocimiento de los derechos de este país sobre Ifni (1969) o la independencia de Guinea (1968). En el ocaso del franquismo (noviembre 1975), el rey marroquí Hasan II organizó la 'Marcha Verde' sobre el territorio del Sahara, lo que supuso abandonar éste en manos de Marruecos y Mauritania.
La economía y la política económica evolucionó a lo largo de estos cuarenta años. El primer periodo (1939-1951) fue de autarquía, que acusó los efectos de las guerras civil y mundial. La década de 1950 actuó como bisagra en la que se produjo un crecimiento debido a la liberalización, la mejora de las relaciones exteriores y los ingresos procedentes del turismo y los numerosos emigrantes. Los años sesenta fueron de expansión. Comenzaron con el Plan de Estabilización (1959) y continuaron hasta 1973, respondiendo en cierto modo al esquema de la OCDE: energía barata, precios favorables en alimentos y materias primas, reservas de mano de obra barata procedente del sector primario, aumento de la población activa y expansión del mercado internacional.
ACTIVIDAD:
ELABORA EN TU CUADERNO MAPAS CONCEPTUALES DE CADA UNO DE ESTOS DICTADORES

No hay comentarios:

Publicar un comentario